Los tumores renales ocupan el tercer lugar por frecuencia entre los cánceres urológicos, después de los de próstata y vejiga. Engloban un conjunto de entidades histológicas variadas, desde los quistes benignos hasta los tumores malignos metastásicos.
La tomografía computarizada multidetectora es la prueba que ha revolucionado por completo el diagnóstico y la estadificación preterapéutica de los cánceres renales. El diagnóstico está condicionado por el hecho de que cualquier tumor renal debe considerarse maligno hasta que se demuestre lo contrario, teniendo en cuenta que únicamente el 10% de los tumores sólidos renales son benignos.
El diagnóstico de certeza sólo puede establecerse mediante el estudio anatomopatológico de la pieza de exéresis. En la actualidad, la resección quirúrgica es el único tratamiento que ofrece posibilidades curativas, con un pronóstico excelente en los tumores localizados.
El número creciente de tumores que se descubren por casualidad mediante ecografía en un estadio asintomático hace que esta situación sea más frecuente, lo que permite un tratamiento mediante cirugía conservadora. Además, en el cáncer renal metastásico se emplean nuevas terapias dirigidas, como los antiangiogénicos, que constituirán una gran arma en el futuro.