Las infecciones urinarias son la patología más frecuente en el embarazo después de la anemia. El 20% de las embarazadas presentará una infección de orina a lo largo de la gestación. Durante el embarazo se producen una serie de cambios fisiológicos que aumentan el riesgo de presentar infecciones de orina: los uréteres se dilatan debido a la compresión del útero, aparece reflujo de orina desde la vejiga hacia los uréteres, queda más orina residual en la vejiga y el riñón trabaja a un ritmo más rápido (lo que conlleva una elevación del pH de la orina).
Hay otros factores de riesgo que te harán a más susceptible de padecer una infección de orina en el embarazo:
- Antecedentes de infecciones de orina de repetición
- Ser portadora de litiasis o piedras en los riñones
- Tener malformaciones uroginecológicas congénitas
- Tener enfermedades neurológicas que afecten al vaciado de la vejiga
- Padecer enfermedades como insuficiencia renal o diabetes
- Las infecciones genitales por hongos
- La multiparidad (el haber tenido más de un embarazo)
Hay que tener en cuenta que la presencia de una infección de orina durante el embarazo puede tener repercusión tanto en tu salud (aumentando el riesgo de anemia e hipertensión o haciéndote más susceptible a sufrir una infección de la sangre o sepsis) como en la evolución del embarazo (amenaza de parto prematuro, bajo peso al nacer, infección del feto..), y por ello todos los protocolos de seguimiento del embarazo incluyen, como mínimo, un control cada trimestre de posible infección de orina en la madre. Para intentar minimizar la aparición de infecciones de orina a lo largo del embarazo es importante intentar seguir unas pautas muy simples: beber como mínimo 1,5 litros de agua al día, tomar bastante vitamina C (zumo de naranja, mandarinas, kiwis…), evitar estar largos períodos de tiempo sin ir al baño y extremar las medidas de higiene, utilizando un jabón de higiene íntima en la ducha diaria (por ejemplo, de la línea Velastisa Intim). Además, los complementos alimenticios a base de arándanos o bayas rojas, te ayudarán a mantener las vías urinarias libres de infecciones.
¿Qué tipos de infecciones de orina existen?
Bacteriuria asintomática
Consiste en la presencia de bacterias en un cultivo de orina sin que presentes síntomas clínicos de infección de orina. La mayoría aparecerán en el 1º trimestre del embarazo, y hay que tener en cuenta dos factores:
- Si no se tratan, el riesgo de que se compliquen con una infección del riñón es de hasta un 25%.
- A pesar de tratarlas correctamente con antibiótico, pueden volver a aparecer a lo largo del embarazo. Por eso es tan importante hacer un cultivo de orina una vez cada trimestre y una tira rápida para poder ver si hay o no bacterias en la orina en cada una de las visitas rutinarias de embarazo.
Después de haber establecido el diagnóstico, es importante realizar el tratamiento antibiótico completo que te prescriba tu ginecólogo. Lo más probable es que una vez finalizado el antibiótico repitas el cultivo de orina a los 15 días para comprobar su curación.
Cistitis aguda
Es lo que podríamos definir como una “infección de orina clásica” y ocurre en un 2% de los embarazos. Cursa con urgencia miccional (sensación de que hay que ir de forma imperiosa a hacer pipí), dolor al orinar, sensación de quemazón al acabar de orinar y molestias en el bajo vientre. Puede acompañarse de presencia de sangre en la orina y es muy raro que curse con fiebre o malestar general.
Suele aparecer en el 2º trimestre del embarazo y el diagnóstico es fácil: en el contexto de una paciente con los síntomas descritos se constata la presencia de bacterias en la orina.
Para el tratamiento se suele indicar una pauta de antibiótico durante 7 días, y luego se comprobará la resolución del proceso con un nuevo cultivo a los 15 días.
Pielonefritis aguda
Consiste en una infección de los riñones y aparece en un 2% de las embarazadas aproximadamente. Suele aparecer en el 2º o 3º trimestre del embarazo en la gran mayoría de casos, e incluso en el posparto. La vía de entrada más frecuente de las bacterias es la ascendente desde la vejiga, a través de los uréteres. La localización más frecuente de la infección es el riñón derecho (50% de los casos), en un 25% estará en el riñón izquierdo y en un 25% será una infección de ambos riñones.
Suele presentarse con fiebre y malestar general, acompañados de náuseas, vómitos y dolor lumbar intenso. Los síntomas típicos de cistitis, como escozor al orinar, sensación de tener que orinar muchas veces, etc.. no suelen estar presentes.
El tratamiento es frecuentemente hospitalario, la embarazada será ingresada para recibir una terapia de hidratación intensa (suero a través de una vía venosa), antibiótico endovenoso hasta estar como mínimo 48h sin fiebre y medicación para combatir el dolor si fuese necesario (generalmente paracetamol). Si la evolución clínica es satisfactoria, a las 48h de estar afebril es muy probable que seas dada de alta. Deberás entonces continuar con antibiótico por vía oral en casa hasta completar 14 días de tratamiento y repetir un cultivo de orina para comprobar la curación del proceso a las dos semanas de haber dejado el tratamiento.