El número de hombres jóvenes sufriendo impotencia se ha visto muy incrementado en las últimas décadas. Tal y como muestran diferentes estudios publicados en el The Journal of Sexual Medicine, los sujetos con disfunción eréctil menores de 40 años representan ya una cuarta parte del total de la población que acude a consulta por este problema. De hecho, la disfunción eréctil es más severa en los hombres jóvenes que en los mayores y está recibiendo mucha atención por parte de los investigadores y profesionales correspondientes.
Los hábitos tóxicos que azotan a la sociedad de hoy en día afectan al equilibrio hormonal y a la capacidad de los vasos sanguíneos. En consecuencia, se ven afectados los niveles de testosterona y la circulación de la sangre y, como podrás imaginar, la erección requiere tanto de deseo sexual como de obligatoriamente una buena irrigación sanguínea.
Aunque estas causas son más comunes en los hombres entrados en edad, si padeces obesidad, diabetes o problemas cardiacos de nacimiento, pueden darse daños en los vasos sanguíneos y, consecuentemente, dificultades en la circulación sanguínea, afectando esto a la irrigación del pene y derivando en una poca erección. Consulta con tu médico para que te haga los análisis necesarios en busca de estas enfermedades.
La disfunción eréctil a temprana edad es en su gran mayoría debida a factores psicológicos. La impotencia juvenil psicógena no indica una incapacidad biológica del propio pene para entrar en erección, de hecho, son frecuentes las erecciones espontáneas a diferencia de lo ocurrido en otros tipos de disfunción eréctil. Se tratan de factores psicológicos o interpersonales los que estarían impidiendo que el mecanismo biológico necesario se pusiese en funcionamiento.