La mayoría de las mujeres sabe que cada cierto tiempo tiene que ir al ginecólogo para realizarse una revisión que, por lo menos, incluya citología, ecografía y consulta. Pero en el caso de los hombres ¿tienen claro que a partir de los 50 años han de ir al urólogo? Pues desgraciadamente no, aun siendo una visita muy necesaria que detecta de manera precoz el cáncer de próstata o riñón.
La prevención sigue siendo una asignatura pendiente, a pesar de que ha aumentado el porcentaje de hombres que acuden a revisión. El miedo al médico sigue estando muy presente en los varones y, en la mayoría de los casos, el tacto rectal es el culpable, a pesar de que ahora muchos urólogos ya no lo realizan en las primeras consultas. Es una prueba que, a diferencia de lo que se piensa, es indolora y dura muy pocos segundos. Consiste en la introducción de un dedo a través del ano, con el fin de papal el final del tubo digestivo, el recto y de manera indirecta la próstata.
Cuándo hacerse una revisión
Lo recomendable es que todos los hombres a partir de los 50 años acudan al urólogo. En el caso de que la persona tenga antecedentes familiares la edad se rebaja a los 40 años. Después, con una visita al año sería suficiente. No obstante hay síntomas que nos dan pistas sobre la necesidad de visitar al médico, como la sensación constante de tener ganas de orinar, la disminución de la fuerza al orinar, el hecho de tener que levantarse varias veces por la noche para ir al baño, tener una micción entrecortada, sangrados o la incontinencia.
Mientras que para las mujeres es fácil autoexplorarse los pechos para la detección del cáncer de mama, los hombres no pueden hacerlo con la próstata, ya que no está a su alcance. Sin embargo los médicos recomiendan la palpación, de vez en cuando, de los testículos para controlar que no aparezcan tumores.
En qué consiste
Cuando el paciente acude a una consulta con el urólogo, el profesional realiza una exploración abdominal y genital y diversos exámenes complementarios, para diagnosticar de forma precoz posibles patologías del aparato genito-urinario del hombre, evitando así intervenciones quirúrgicas y posibles secuelas como impotencia o incontinencia urinaria.
La revisión consta de una parte de exploración clínica e historia médica y otra en la que se incluyen pruebas diagnósticas como un análisis de PSA (antígeno prostático específico) y una ecografía urológica, en la que se ven los riñones, la vejiga, las glándulas suprarrenales y la próstata. Es importante hacerse revisiones periódicas porque con los años la próstata se hace más grande. Esto puede ser una señal de que hay patologías prostáticas como hiperplasia benigna, prostatitis o cáncer de próstata.
En el caso de que el resultado del PSA sea elevado, haya una biopsia positiva o un cáncer de próstata y se quiera conocer la agresividad del mismo hay una analítica denominada test PCA3, que parte de una muestra de orina tras un tacto rectal para determinar el ARNm del gen. Los resultados del mismo ayudan en la toma de decisiones terapéuticas.
En los últimos años han aumentado las consultas al urólogo por temas relacionados con la sexualidad. La disfunción eréctil es una patología que afecta al 20% de los hombres con más de 40 años y que mejora con un tratamiento adecuado.