Los arándano rojo, en sus distintas presentaciones -jugo, comprimidos o cápsulas-, ejercen una acción antiséptica y antibiótica sobre los gérmenes causantes de las infecciones urinarias. En especial, actúan sobre la “Escherichia coli”, tal como revelan los estudios realizados hasta la fecha. Las mujeres son uno de los sectores más propensos a sufrir infecciones de orina. Entre ellas, destacan la cistitis, una infección localizada en la vejiga, y ciertas infecciones frecuentes durante el embarazo.
Estos frutos contienen una sustancia que puede ayudar a prevenir las infecciones del tracto urinario e impide que las bacterias se peguen en las paredes de la vejiga. A partir de esta hipótesis, muchas investigaciones tratan de confirmar su papel en la prevención y el tratamiento de las distintas infecciones que se localizan en la vejiga (cistitis), en el parénquima renal (pielonefritis) o en la próstata (prostatitis aguda o crónica bacteriana).
Se considera que los ácidos de los arándanos acidifican la orina, un proceso que ocasiona el supuesto efecto antibacteriano. Sin embargo, los estudios no han encontrado que el consumo razonable de jugo de arándano o los comprimidos disminuyan pH de la orina. Desde 1980, se indaga en el mecanismo de algunos de sus componentes para inhibir la adhesión de las bacterias a la pared de la vejiga.